Las historias de las cortinas de casa
18-12-2017 0 comentarios
Cortinas de baño
Cortina
etimológicamente proviene del latín "cortina" y significa velo. Las
cortinas son por lo tanto, aquellas cosas que impiden ver, sentir o escuchar
otras cosas o situaciones, ocultándolas total o parcialmente.
La decoración interior como diseño del ambiente, por primera vez, se
extendió en la antigua Grecia. La tradición europea de la utilización de
tejidos para decoración de las habitaciones es gran medida determinada por la
orientación general del estilo artístico de cada época.
Durante la época Medieval (siglo
V a XV) comenzamos a vislumbrar el primer atisbo de lo que será la primera
cortina, entendida como un aislante del frío, el castillo no ofrecía grandes
comodidades, las ventanas, sin vidrios eran pequeñas para poderlas tapar en el
invierno. A principios del siglo XIII en Europa se extiende el clasicismo, en
él primaba simetría y moderación. El mobiliario, cortinas y persianas se
elaboraban en distinto color pero con un único material.
Encontramos un elemento nuevo de
la decoración, las galerías, gruesas y elaboradas en madera, sujetaban las
cortinas. Con el nacimiento del siglo XIV empezaron a construirse chimeneas.
Las camas estaban cubiertas por doseles con pesadas cortinas para protegerse
contra el frío. En esta misma época surge el dosel ceremonial que protege el
paso de los nobles, como un gran cubrecabezas para adornar y a cuyo paso
inclinarse.
Con la llegada del Renacimiento,
la cortina se convierte en adorno real. Los nobles adquieren estos tejidos en
Oriente y adornan los corredores de sus palacios. Ganan popularidad los nuevos
tejidos: seda, terciopelo, drapeados, etc. Así mismo estos tejidos empiezan a incluir imágenes con
motivos vegetales y animales así como dibujos geométricos. El Renacimiento
aporta los cimientos que el Barroco desarrollará en todo su esplendor.
Durante el Barroco (año 1600 a 1750 aproximadamente), junto con el nacimiento de la escenografía y
el amor por los drapeados, cuando nace el culto por el cortinaje entendido como
elemento decorativo, por primera vez se presta atención a la combinación de
colores de cortinas y muebles tapizados, fabricados con material del mismo
color, se veían muy lujosos.
Arquitectura y cortina siempre
han ido de la mano, son elementos inseparables de ahí la importancia de la
arquitectura cuando hablamos de cortina, los elementos constructivos no
presentan ninguna novedad en el Barroco, ya que siguen los órdenes clásicos del
Renacimiento. La diferencia es que en el Barroco se contraponen elementos
arquitectónicos utilizándolos con cierta libertad e individualidad, por ejemplo
las ventanas comienzan a construirse más grandes, algunas llegan incluso hasta
el suelo.
En
lugar del Barroco vino Rococó (1730 y 1760 aproximadamente). Se predominan los
colores pastel. Para hacer las cortinas se utilizan seda, cual está decorada
con los diseños turcos o estilo chino. Aumento del tamaño de las ventanas
(algunas llegaban hasta el suelo), resultó que las cortinas, persianas y
estores han ocupado un lugar destacado en el diseño interior.
La llegada al poder de Napoleón
supone un mayor impulso para el tejido, favorecido por el aumento de las
riquezas y necesidades de la corte. Había que esconderse de las miradas
indiscretas, y el cuchicheo no debía difundirse en los pasillos. Esta es la
razón por la que aparece el tejido relleno. Los muros, puertas y las ventanas,
eran adornados con suntuosísimos drapeados, guateados, pintados y enriquecidos
con grecas, diseños, orlas de oro y lujosísimas pasamanerías.
Tenemos que destacar a los
franceses en la segunda mitad del siglo XVII como los maestros del cortinaje.
A principios del siglo XVIII en
Europa se extiende clasicismo: la simetría y la moderación. En el mobiliario,
cortinas y persianas debería estar no sólo un color, pero deberían estar hechas
del mismo material. Un elemento nuevo de la decoración son galerías, que atan
las cortinas desde arriba.
A principios del siglo XIX, los
diseños se volvieron muy elaborados y pesados ya que se confeccionaban con
abundante tela. La tendencia de los años posteriores iría inclinándose hacia
modelos más sencillos.
En la contemporaneidad, la
cortina de baño se ha vuelto de gran utilidad y comodidad, para nuestra ducha o
tina. La cortina de baño hace resaltar a una ducha, así no esté en las mejores
condiciones, dándole un toque de elegancia y distinción.
Se pueden encontrar infinidad de
modelos y tamaños, de acuerdo a los
gustos y deseos, y de acuerdo a la combinación de nuestro baño, para que éste
sea de un lugar de agrado y acogedor.
Como aditamento importante que
no se puede pasar de largo es el cortinero donde se colgará la cortina en la
ducha. Éstos pueden ser de distintos materiales, como de madera, para darle más
modernidad y elegancia al baño, o de aluminio para más sencillez. Se pueden
encontrar de distintos tamaños y grosores.
Una de las grandes ventajas de
las cortinas para baño es que se puede montar y desmontar según se desee, de
modo que se puede variar y darle otro toque al baño de manera distinta, tantas
veces como se quiera.